El lugar más dulce de todos {Catherina}

Era una ordinaria visita a Hogsmeade. Nada que no hubiera visto antes, penso William; los mismos lugares, las mismas tiendas, nada nuevo.
Suspiro monótonamente, ya había recorrido gran parte de aquel pueblo mágico sin encontrar nada qué hacer.
Observó que un grupo de estudiantes salia de una tienda, una chica le sonrio timidamente y él el devolvio la sonrisa, aquella chica no era nada del otro mundo, solo había salido con ella una o dos veces, pero valia la pena seguir hablandole por si algun día se le antojaba salir de nuevo con ella.
Se dirigio a Honeydunks, el lugar más dulce de todos pensó William con una sonrisa para sí.
Abrió la puerta y la campanilla de la entrada empitió un pequeño repiqueteo. Observó los estantes llenos de toda clase de dulces... Ahí estaban!, las grageas de todos los sabores, esas que tanto le gustaban a Will, eran su placer secreto, pese a que un día le toco la desgracia de comer una con sabor a chocolate, cosa que él detestaba, le gustaba el "misterio" que tenian consigo esas grageas, nunca sabrias de qué sabor te iba a tocar, eran impredecibles, casi como él.
Tomó las grageas, pero casi al mismo tiempo una persona tomó las mismas grageas que él....

Hogsmeade, era un pequeño pueblito, por fuera y a la vista de los muggles no tenia nada de especial, es decir, qué podria haber en un pueblo tan pequeño?, la respuesta era sencilla: Magia. El pueblo estaba repleto de ella y yo nunca me cansaba de ver toda aquella magia.
Después de recorrer todas aquellas tiendas y comprar varias cosas entré a Honeydunkes, ese lugar era uno de mis preferidos, con tan solo entrar el aroma a dulces te embriagaba por completo.
Tomé algunas ranas de chocolate, unas paletas y unas grageas de todos los sabores... pero, cuando las tome un chico tambien las agarró.
- Lo siento - le dije torpemente, soltando aquellas grageas para que él las tomara.
Lo miré, sí que era un chico guapo, su cabello era negro, tanto como la noche y sus ojos eran de un azul inusualmente profundo. Le sonreí, sintiendome de pronto una tonta, seguro él se encontraria con muchas chicas así, ya estaria acostumbrado, pero yo no dejaba de sentirme como una idiota.
- ¿Te gustan las grageas?- fue involuntario, me senti como una tonta de nuevo, pues claro que le gustan; sino no las hubiera tomado... torpe! pensé.

La persona que tomó las grageas las soltó. Y Will la miró. Era una chica, pelo café y ojos azules. Atractiva, pero no era nada que no hubiera visto antes. "Lo siento" se disculpo torpemente la chica. Will sabia qué le sucedia, ya había visto aquella esa reacción. Ella creía que él era apuesto, pero quien no?.
- No te preocupes - el dijo amablemente, aunque interiormente se burlaba de ella, le divertia cómo las chicas lo miraban. - Si, me gustan - le dijo el sonriendo - Me resulta misterioso el no saber qué sabor saldrá
Se dirgió al mostrador y el empleado le cobró. Él no esperaba nada con la chica, pero si esta insistia seria bajo su propia responsabilidad.

Aquella actitud del chico me parecia sobreactuada, tenia esa extraña sensación de que se estaba burlando de mi, pero no hice mucho caso a eso y continue siendo amable.
Si, el chico tenia razón, las grageas resultaban algo misteriosas en ese aspecto.
- A me fascinan los dulces, de toda clase.- le dije con una sonrisa mientras tambien me asercaba al mostrador y pagaba todos mis dulces, aunque no planeaba comerlos todos ahora mismo, puesto que me pondria hiperactiva como otras veces, tal vez con uno o dos estaria bien. - De que casa eres? - le pregunte para hacer platica. Ambos veniamos solos así que era buena oportunidad para conocer gente, eso me gustaba, me consideraba una persona extrovertida.

Ella era bastante amable y Will ya había formulado sus teorias, eran tres. La primera: La chica era muy tonta como para no darse cuenta que Will era grosero, así que insistía en ser su amiga. La segunda: Le gustaba Will y aunque la trataba mal tenía tan poco autoestima que le seguía hablando a pesar de que él era grosero. O la tercera: De verdad era muy amable y no le importaba que Will fuera grosero.

Aquella ultima le pareció algo dolorosa a Will, pero intentó ignorar aquel sentimiento de culpa y siguió con su actitud.
- Soy de Slytherin- le respondió aún un poco afectado por el sentimiento de culpa, lo había tomado por sorpresa.

Algo no tenía congruencia en su actitud y yo no lograba saber si era sarcástico o si solo era extraño, pero ¿qué más daba? mientras no me hiciera algo malo -directamente- o no lastimara a alguien, yo no debía de juzgarlo. Ni si quiera por su casa, la cual era Slytherin.
- Yo soy de Gryffindor - le dije ya afuera de la tienda, esperaba no fuera de esos "típicos" Slytherins, hoy en día ya eso estaba siendo cada vez menos común, pero aún así había chicos se sentían de la realeza por estar en esa casa.- Si, si, lo sé, somos de "casas opuestas" - le dije antes de que él pudiera decir algo.- pero mira... yo no tengo problema .- si, el azúcar, aunque fuera poco me afectaba y hablaba de más, incluso aún más de lo que yo solía hablar.- ¿a donde te diriges? - tal vez podía acompañarlo, ya que no tenía nada que hacer, además de consumir dulces compulsivamente. No quería ser molesta, pero el estaba solo y yo lo estaba también, así que si tal vez uníamos las soledades, se disminuiría.

Así que de Gryffindor... Will no era mucho de hacer migas con los chicos de esa casa, aunque con algunas chicas si, pero no eran amigas, eran solo para salir cuando estaba aburrido. Tal vez esa chica tendría esa misma suerte.
- No, tampoco tengo mucho problema - y por primera vez en esa conversación dijo algo sincero.- Mientras no seas sangre sucia - agrego el con un poco de desprecio, no podía dejar atrás su orgullo Slytherin. - No lo sé, no tenía planeado nada - y también decía la verdad. No tenía ni idea a dónde ir.- Pero podemos ir a tomar algo, si quieres - sutilmente la invitó a salir, no era la gran cosa, pero era una chica persistente y si tanto insistía, era porque algo quería, al menos en el mundo de Will, así funcionaban las cosas y el no podía concebir que las personas fueran "buenas personas" solo porque sí, no, la gente era buena por conveniencia y ya.

Si, era un Slytherin levemente insoportable, debido a su comentario de los sangre sucia. - ¿Y si fuera hija de muggles? - le dije perdiendo la paciencia, mientras me volvía hacia él, para observarlo directamente a la cara, si, era bastante apuesto, condenadamente apuesto, pero qué más daba?, no podía ser tan elitista. - Claro que podemos tomar algo - le dije un poco sorprendida por la invitación, pero mi indignación aún no se "apagaba" por completo, no señor, yo le iba a enseñar algo a este chico y sería sobre los prejuicios de la sangre.

William se sorprendió por el repentino ataque de indignación de la chica. Pero claro, por fuera sonrio con suficiencia sin siquiera alterarse.- Si fueras hija de muggles tendrías que guardar el secreto de que saliste conmigo - en el mundo de William aquello era un "honor", no sabia si la chica o no era hija de muggles, pero concederle a alguien salir con él aunque fuera hija de muggles (o no) era un honor. - Bien, entonces vienes o te quedas ahí? - le dijo Will, ya que la chica se había detenido para verlo con "actitud desafiante" (al menos así lo interpretaba él) a la cara.

No sabía si el propósito del chico era que me sintiera halagada u ofendida.Así que solo lo miré con los ojos entrecerrados, como intentando saber cómo funcionaba su mente, hasta que finalmente dije: - De acuerdo, iré - No tenía ni la menor idea de por qué había aceptado esa extraña invitación.
Seguí al chico- A dónde vamos? - le pregunté con bastante curiosidad.- Cómo te llamas? - lo volví a cuestionar sin dejar que me respondiera la primer pregunta. Ya decía yo que algo se me estaba escapando, su nombre, todo este tiempo me había referido a el como "chico" sin siquiera saber si tenía nombre.