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Hannah es es aquella clase de niñas que se puede decir que tiene dos caras, como una moneda. A simple vista, es una joven cuya actitud queda a la perfección con su imagen: pequeña, cara angelical, estatura de poca cosa y callada. Muchos no la toman en cuenta y pasa desapercibida, como una chica tonta, anónima y que simplemente hace las cosas por imitación. Pero la verdad es que aunque algunas cosas sean ciertas, otras ni se acercan a lo que es en realidad ella. Si es callada, porque le cuesta abrirse y tener confianza, pero una vez que la conoces bien descubres que tiene todo un mundo en su interior.
Es carismática y amable, no dudará en ofrecerte su ayuda a menos que hayas demostrado que no eres una persona digna de confianza. Si de algo tiene que pecar, es de ingenua. No entiende las líneas del sarcasmo ni de las bromas pesadas, así que es muy fácil de engatusar. No hay maldad en su diminuta persona, porque aunque la conoce, no le agrada. Es una buena amiga, leal y cariñosa. Es desinteresada, la persona más sencilla del mundo, no se fija en el aspecto, en el dinero o en la sangre, en parte porque es distraída para fijarse en esas cosas y también porque eso le importa un reverendo cacahuate. Sabe que nadie es perfecto, pero también que todos tenemos algo bueno y ella siempre se fija en las cosas buenas de las personas.

No se tiene confianza y es bastante pesimista cuando se trata de su persona. Cumple la clásica ley de darle consejos a todo el mundo, pero no los aplica a su vida. Sensible, es muy fácil hacerla llorar, pero ha aprendido a hacerlo en silencio y a escondidas.
En cuanto a relaciones amorosas es bastante miedosa, no suele arriesgarse demasiado y jamás será de esas personas que dan el primer paso en el momento de comenzar una relación, aunque este es un rasgo que no le agrada de sí misma y que le gustaría cambiar.